Detrás del mastodóntico proyecto está la mano de un inmenso cineasta, Bryan Singer, responsable de Sospechosos habituales y de X-Men, que se ha metido en un embolado titánico, pues ya se habla del film como de colosal fracaso, el mayor que se recuerda desde John Carter. Yo no entendía que pudiera ser descomunalmente ruinosa una producción que ha recaudado 27,2 millones de dólares durante sus primeros tres días de exhibición en Estados Unidos, pero es que resulta que ha costado rodarla la pantagruélica cifra de 195 millones, más otros 100 para promocionarla a lo grande. Pienso que los estudios no perderán dinero, pero que si la cosa va muy bien, como mucho obtendrán lo comido por lo servido. Si aspiraban a beneficios es porque los ejecutivos ven visiones gigantescas pero se van a estrellar contra un molino de viento al más puro estilo de Don Quijote.
Me encanta la frase "Si lo que tienes que decir no es más bello que el silencio, cállate". Se le podría aplicar al director Bryan Singer, porque vamos a ver, Bryan, si no puedes hacer una versión de "Juanito y las habichuelas" mejor que la del Pato Lucas, no filmes nada. Adoro ese corto –también de Warner como Jack el Caza Gigantes–, uno de mis favoritos de la infancia. Ahora de adulto, como ciudadano cabreado por estos políticos que tenemos, cada día me siento más identificado con el célebre pato animado, cascarrabias, siempre enfadado, pero al que todo le sale al revés. Cada vez que abro un periódico me siento como en esos momentos en los que al Pato Lucas le estalla una bomba gigante, y se le cae el pico.
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