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martes, 19 de marzo de 2013

"La mansión del terror": Hola, muñeca de "Oz, un mundo de fantasía"

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Hablaba en una entrada reciente de los lloricas, que te manipulan con sus lágrimas y sus problemas, y se comportan como vampiros de energía. Recientemente los hemos visto representados en la pantalla en uno de los personajes más sorprendentes del cine fantástico de la temporada, la muñeca de porcelana de Oz, un mundo de fantasía.
Siempre he abominado de los personajes creados digitalmente, porque no acababa de aceptarlos, por muy bien integrados que estuvieran. Pero el primate de El origen del Planeta de los Simios parecía estar ahí de verdad, con los actores de carne y hueso. De la misma forma, también llama la atención esta pequeña friqui, que acumula todo tipo de desgracias –su pueblo ha sido destruido y le han roto las piernas– y lloriquea insorportablemente cuando el protagonista quiere deshacerse de ella para hacerle chantaje sentimental.
Ciertamente, uno acude a los cines a ver Oz, un mundo de fantasía con todas las alarmas puestas. Cierto que está al frente de esta producción el director de Posesión infernal, pero el especialista en terror de serie B y responsable de Spider-Man ha acabado no sé sabe cómo al servicio de Walt Disney (lo que en principio no pega mucho) y estamos ante la enésima revisión de un cuento clásico de los últimos tiempos, que para colmo de males supera las dos horas de duración (qué pesados se han vuelto los de Hollywood últimamente). Se ve que al hombre le han pagado un pastón, como a Bryan Singer por encargarse de Jack el Caza Gigantes.
No sé si existen a estas alturas más apasionados de Sam Raimi por ahí sueltos, pero me gustaría saber si por casualidad han llegado a la misma conclusión que yo, que por extraño que resulte, el film es muy del cineasta, encaja bien en su filmografía. No, por supuesto que no tiene excesos sangrientos, ni humor negro a mansalva. Pero esta precuela de El mago de Oz documenta el origen del mayor timador de la historia de los relatos infantiles.
Recuerdo que cuando éramos niños y vimos el film clásico nos sentíamos un poco estafados. Dorothy, el hombre de hojalata, el espantapájaros y el león se pasaban toda la película cantando sobre las virtudes del hechicero:
–We're off to see the wizard,
the wonderful Wizard of Oz...
We hear he is a whiz of a wiz...
Y después de tanto rollo, cuando por fin lo encuentran resulta ser un embaucador. Pues bien, Raimi le retata una especie de fanfarrón, cobardica, convertido en héroe a su pesar, que recuerda mucho a Ash, el protagonista de Posesión infernal, que también viajaba entre dimensiones en El ejército de la oscuridad. Aunque el actor que lo interpretaba, Bruce Campbell, se limita a un pequeño cameo, Raimi ha puesto como protagonista a su adorado James Franco (ya le convirtió en Harry Osborn en la trilogía arácnida). El actor imita claramente –porque lo habrán pedido los de Disney– a Johnny Depp en Piratas del Caribe, pero lo hace con cierta gracia.
Y después de este rollo que os acabo de soltar, os confieso lo que más me ha gustado de Oz, un mundo de fantasía. ¡Que reúne en la misma película a mis queridísimas Rachel Weisz, Michelle Williams y Mila Kunis! Ahí es nada. Tres razones de peso para ir al cine.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo en eso que dices de que la película encaja con el estilo de Raimi. En ciertos momentos me ha recordado a su estilo de dirección para Evil Dead, con humor slapstick, planos que nos sitúan desde el punto de vista de un objeto que se acerca peligrosamente a la cara del protagonista y sobre todo la escena en la que están de noche en el bosque y son acechados por una presencia me han recordado a Posesión infernal.

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